Simpatizantes del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, invadieron este domingo la sede del Congreso en Brasilia, el Palacio presidencial de Planalto y la sede del Tribunal Supremo Federal, en el marco de una manifestación contra el nuevo mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Como respuesta, Lula firmó un decreto que establece la intervención federal en Brasilia. El mandatario calificó a los manifestantes como “terroristas” y dijo que “pagarán con toda la fuerza de la ley”.
Desde el estado de San Pablo, donde Lula viajó para supervisar los estragos causados por las inundaciones, el presidente dijo que la violencia de las últimas horas “no tiene precedentes”. “Nunca se ha hecho en la historia de este país”, lamentó durante un discurso en el que recordó sus propias derrotas electorales.
“Todos los vándalos serán encontrados y castigados”, añadió el líder del PT, antes de leer los detalles de un decreto que implicará la intervención sobre las prerrogativas que le competen a Brasilia, cuya labor fue puesta en duda por el oficialismo tras el caos vivido en las calles de la capital.
De acuerdo con la prensa local, la Policía Militar respondió a los manifestantes con gases lacrimógenos. Los partidarios de Bolsonaro se concentraron este domingo frente al Cuartel General del Ejército, en el centro administrativo de Brasilia, y marcharon hasta la Explanada de los Ministerios, donde se produjeron los incidentes.

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