De manera sorpresiva, un perro de raza pitbull la atacó provocándole graves heridas en el mentón, la cara y la parte interna de la boca.

«Atiné a sostenerlo como pude porque el perro buscaba mi cuello» describió la víctima del ataque del que se salvó de milagro.

Mariana, quien confesó que en un momento temió por su vida, se estremeció al pensar que habitualmente va al trabajo con su hijo pequeño que esta vez fortuitamente no la acompañó y cree que eso lo salvó de una desgracia.

Logró zafar de la situación gracias a que la gente de la vivienda de la que salió el animal logró contenerlo aunque el daño y las heridas ya estaban.

El intendente de Gaiman, Darío James, no ocultó su fastidio por lo ocurrido con la vecina a la que calificó como «muy trabajadora».

Consideró que las personas que tienen este tipo de animales son claramente los responsables por situaciones de esta naturaleza.

Sostuvo que este tema es «un problemón» de larga data y cuestionó que «nadie se hace cargo de lo que sus mascotas puedan hacer cuando claramente ponen en riesgo la vida de otros vecinos».

James describió que la población canina en Gaiman se incrementa porque muchos vecinos del valle que suelen ir de visita a su localidad, dejan abandonados los perros ya sea porque dejaron de ser cachorros y ya no son más queribles o porque son perras preñadas que se quieren sacar de encima.

«Los fines de semana se ve eso claramente» dijo James, quien se mostró en cierta forma cansado de lidiar con estas cuestiones que mucho tienen que ver con un fenómeno cultural consistente en que nadie se hace cargo de su responsabilidad y le enchufa el problema a otro.