El primer artículo de la ordenanza recientemente aprobada establece que «se prohíbe en todo el ejido de la municipalidad de Dolavon el acopio de arenas silíceas y/o descartes de las mismas a cielo abierto».
El argumento que se expone en los considerandos es que «la salud de todos los pobladores se encuentra en peligro por la exposición de sílice cristalina» y que su inhalación «es cancerígena para los seres humanos».
A la ordenanza recientemente sancionada se refirió el concejal de Juntos por el Cambio Daniel Pereyra, quien se opuso a su tratamiento porque no contaba con la información necesaria para abordar un tema tan sensible teniendo en cuenta que no se conoce algún estudio sobre la salud de los pobladores, lo cual ellos vienen reclamando.
Pereyra se mostró extrañado porque la ordenanza fue impulsada ahora, a una década de la explotación de la cantera que acopia en las afueras de Dolavon, y si es supuestamente cancerígena, lo fue siempre, razonó.
Sospecha que hay un interés tributario más que otra cosa y recordó que la municipalidad no solo avaló el trabajo de esa planta sino que utilizó el barro proveniente del lavado de las arenas como relleno sanitario.