El profesional remarcó que luego de las elecciones los valores de los remedios, que estaban atrasados, comenzaron a elevarse y que desde ese mes a la actualidad los incrementos han superado holgadamente el 100%.
Dijo que esos precios son potestad de los laboratorios y que en ellos nada tienen que ver las farmacias, por lo que un fármaco tiene el mismo importe en cualquier parte del país.
Explicó que más allá de este panorama, quienes deben adquirir medicación por enfermedades crónicas no han dejado de comprarla por más que los costos se hayan elevado.
Distinta es la situación con los suplementos dietarios o los medicamentos de venta libre que no resultan imprescindibles.
Explicó en ese marco que los jubilados no han dejado de comprar porque la cobertura de PAMI sigue funcionando y en la mayoría de los casos, los pacientes ni siquiera conocen el precio de los remedios.
Molina contó que así como esa obra social cumple con los pagos, las prepagas tienen un retraso considerable, que llega a los 80 días y que al momento de saldar deudas con las farmacias, los valores ya están muy desactualizados.
Según cuentan desde las mismas empresas de cobertura, los afiliados ya están bajando los planes o renunciando al servicio porque paralelamente con el estallido inflacionario, también bajan las prestaciones que se brindan.