La flota está totalmente parada, reveló en diálogo con Radio Chubut Emanuel Delgado, Presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Puerto Madryn que reconoció que es un duro golpe a la economía del sector del que dependen alrededor de 500 familias.
Explicó que si bien en esta fecha siempre hubo Marea Roja, los valores actuales son más altos de los normales cuando se podía seguir pescando vieyras para callo, pero que ahora eso también se vio invadido.
Este lunes, adelantó, se reunían con el ministro de Turismo de la provincia, Leonardo Gaffet, para ver si obtenían una respuesta favorable sobre los pedidos de apertura de caminos para llegar a Playa Colombo donde pueden pescar pez limón lo que los ayudaría a volver al trabajo.
Este parate los afecta fuerte porque no saben aún cuando volverán a pescar en una temporada que finaliza el 15 de diciembre teniendo en cuenta que que si bien hay pescadores que se dedican a la captura de pejerrey y róbalo, son pocos, y está la marisquería totalmente parada esperando se reactive.
Otro incoveniente que sufrieron es que llevaron ballenas muertas a Playa Colombo donde capturan el pez limón que en ésta fecha se transforma en un recurso importante, aunque es una playa cerrada por el dueño a la que ingresan cuando y cómo pueden, por eso los reclamos.
«De forma directa e indirecta son unas 400 o 500 familias, contando las familias de las plantas que hacen el proceso del pescado y del marisco para que pueda llegar al consumidor final» precisó.
Recordó que hace días se tomaron nuevas muestras y si bajan los índices de Marea Roja se podría reactivar la temporada para la vieyra callo, y apuntó que las pérdidas son incalculablres porque intervienen muchos factores, aunque son importantes.
Delgado comentó que lo que se extrae va a una planta donde se analiza y se le da legitimidad como mercadería, mientras que el pescado va a distribuidores y pescaderías.
Desde que no pueden pescar tampoco pueden abastecer a los proveedores, muchos restaurantes de la zona que demandan productos por la presencia de turistas que reclaman pescados y mariscos de la zona.
A los pescadores se les sumó también la proliferación de algas que hay en los golfos y el no tener un viento constante en el día, lo que hace que la playa siempre esté sucia y no puedan pescar.