El partido contra el Bayer Leverkusen del pasado martes tardará mucho en olvidarse por parte de los seguidores del Atlético. El triunfo sobre la bocina llevó el delirio a un Metropolitano que le agradecerá a Julián Alvarez su trabajo de por vida. El argentino centró buena parte de los focos con sus dos tantos y una actuación para enmarcar.
Y es que La Araña no ha tenido ni que terminar su primera temporada para enamorar a todo actor relacionado con el Atlético de Madrid. Los seguidores disfrutan de su fútbol, sus compañeros de su rendimiento, el cuerpo técnico de su trabajo y el resto de trabajadores del club de su humildad. Sin lugar a dudas, el internacional argentino ha dado muchos motivos para convertirse en el hombre de moda de la entidad colchonera.
Para empezar, a base de goles ha demostrado que los 70 millones que pagó el Atlético el pasado verano fue una inversión más que justificada. En el ecuador de la temporada Julián está demostrando que sigue creciendo y atraviesa su mejor campaña en Europa. Desde que llegó al Viejo Continente ha ido mejorando sus números. En su estrenó con el Manchester City sumaba ocho tantos a estas alturas de la campaña, un año después había firmado trece y en sus meses como colchonero ya ha alcanzado los 16. Su trayectoria está en una clara línea ascendente.
Más allá de sus goles, una de las cosas que más llama la atención de Julián Alvarez es su humildad. «Me gusta que me traten como uno más, es lo que soy», señaló el protagonista en una entrevista en MARCA. Algo poco habitual en un futbolista que ha sido campeón del Mundo, de América, de Europa y de la Premier League. Con un palmarés envidiable se comporta como si fuera un recién llegado al mundo del fútbol.
Ese comportamiento le ha hecho caer de pie en el vestuario del Atlético. Se ha ganado el respeto de unos compañeros que alucinan con él y de un cuerpo técnico que ve en él a un jugador fundamental en el equipo. Al margen de sus números, el perfil bajo con el que afronta su trabajo hace que acepte cambios de posición, jugar en demarcaciones que no le favorecen tanto o ser el primero en emplearse en tareas defensivas. Sus números ofensivos están acompañados de numerosas recuperaciones o de una labor que ayuda de forma considerable a sus compañeros de la medular.