Consideró que es la única forma de preparar a los futuros oficiales para que estén dispuestos a recibir órdenes durante 30 años como les ocurrirá a lo largo de la carrera.
También es la única forma de manejar «estresores», es decir la respuesta física, psíquica y conductual frente a situaciones límite.
Guzmán admitió que a muchos les resulta chocante esa formación tan rigurosa, pero prefiere que los aspirantes abandonen antes de recibirse que permanecer en una carrera para la que evidentemente no estarán nunca preparados.
El mayor retirado reconoció que el desgranamiento es muy importante en la escuela superior, en la que se inscriben más de 200 aspirantes de los cuales apenas 110 pasan el exámen médico, sicológico y físico y son apenas 20 los que se reciben.
La cuenta también revela que son más los que se retiran en la otra punta de la cadena de los que ingresan, por lo cual el déficit en la oficialidad se advierte año a año.