Lo confirmó, en diálogo con Radio Chubut, el biólogo Mariano Coscarella, del Centro Nacional Patagónico.

El especialista aclaró que los últimos cuerpos encontrados estaban en avanzado estado de descomposición, por lo que se sospecha que no son muertes recientes, sino que tienen varios días.

Coscarella reconoció que se está ante un número inusual, porque si bien en otros años se produjeron tantas o más muertes, eran en su mayoría cachorros que no pudieron superar los primeros momentos de vida, como ocurre con cualquier especie.

En este caso se trata de 26 adultos y 4 juveniles.

Las ballenas, además, fueron encontradas sin síntomas de violencia externa, ni enmallamiento y con un estado general bueno.

Todo parece indicar que se está ante el efecto directo de toxinas producidas por el fenómeno conocido como «marea roja» aunque los exámenes no están concluidos.

El biólogo aseguró que la población no está en riesgo y de hecho se registra un crecimiento año a año con una tasa del 3%, incluso en esta temporada.

Las muertes pueden encontrar explicación en los hábitos alimentarios de la especie que suele consumir pequeños seres del zooplancton, y que al filtrar el agua para alimentarse absorben las toxinas.

Lo extraño es que todos los cadáveres fueron encontrados en el golfo «Nuevo» y no en el «San José».

Para Coscarella eso obedece a que el Golfo Nuevo es más grande, tiene más población y en ella se observaron a ejemplares filtrando agua para comer, en tanto en el otro no.

Respecto a un posible fenómeno contaminante, Coscarella aseguró que hasta el momento no hay ningún indicio de un hecho puntual.