Lo recordó el vecino de Gastre Hipólito Velázquez, quien trabajó en el proyecto de extracción de uranio «Los Adobes» en la década del 70 bajo la conducción de la Comisión Nacional de Energía Atómica, repartición en la que se desempeñó hasta jubilarse.
Recordó que en esa zona, próxima al llamado «Paso Berwin» en plena meseta chubutense, trabajaron alrededor de 200 personas que extraían uranio sin que ninguna consecuencia inmediata en la salud de ellos, ni posterior, se registró.

«Hasta el día de hoy se monitorea el río para determinar posibles efectos radiactivos que jamás se registraron» describió Velázquez.

El poblador de la meseta aseguró que muchos de los que hablan en contra de la minería lo hacen desconociendo todo lo que se hizo y fomentan fantasías, como por ejemplo adjudicar a la actividad el decaimiento del cauce del río Chubut, cuando ninguna empresa minera abrevó en ese curso que es mal utilizado por los regantes que construyeron canales que debilitan el caudal.

También recordó que durante años se aprovechó «Mina Ángela» a pocos kilómetros de Gastre, donde tampoco se registraron daños en el ambiente.

De paso evocó la movida que se hizo durante 1996 cuando se movilizaron alumnos a Gastre para evitar la instalación de un repositorio nuclear, en el que se llegó a asegurar que llevaban desechos en camiones.

«Vino el juez de Bariloche porque había salido en los diarios que estaban colocando en el repositorio desechos, cosa que jamás ocurrió porque solo se hicieron estudios» recordó Velázquez, a quien le tocó llevar al magistrado sobre un vehículo todo terreno y fue el propio juez quien pidió el regreso porque era evidente que ningún camión había pasado por el precario camino.