
¿Pensaste alguna vez cómo querés envejecer? En nuestra ciudad, un grupo de personas emprendieron un proyecto que tiene como objetivo “amucharse” para disfrutar la vejez. A través de coviviendas y una agenda de actividades productivas y culturales, el sistema cohousing se instala en Chubut.
Envejecer es parte del ciclo de la vida, y según lo que indican las estadísticas, la expectativa de vida se ha prolongado. Por lo tanto, nuestra vejez va a ser es la parte más larga de nuestro existir. Y si es así, ¿ por qué no planificar cómo queremos vivir los últimos días de nuestro camino?
COHOUSING INVITA A VIVIR EN COMUNIDAD
El cohousing o vivienda colaborativa invita a vivir en comunidad conservando la intimidad y autonomía de cada residencia con la oportunidad de compartir actividades en un espacio en común. Este sistema nos hace repensar cómo vive la tercera edad actualmente y cuáles son los deseos de las personas adultas mayores.
Gabriel, Gabriela, Laura y Rodolfo, nos cuentan sobre cómo surgió el emprendimiento y qué es envejecer entre amigos y amigas.
Hay un deseo en común que es no pasar sus últimos años de vida en un geriátrico, ni ser una carga para sus hijos e hijas. «Tenemos muchas ganas de hacer cosas», nos dice Rodolfo y en la descripción de todo el proyecto se ve que las ideas y la organización tienen la fortaleza y la experiencia de los años vividos.
En Esquel, se conformó «Punta Canas», un barrio que se construyó con el objetivo de transitar la última etapa de la vida en compañía. Son casas muy pintorescas y la vecindad comparte la cotidianidad y una agenda de variadas actividades culturales.
LA HORIZONTALIDAD, EL ÚNICO LIDERAZGO
En Trelew, «La Aldea» es un proyecto que está consolidando el grupo humano. Han realizado distintas actividades abiertas a la comunidad, con distintas dinámicas de grupo, y con el gran desafío de generar consensos. La toma de decisiones, como definir qué tipo de casas van a construir, el pedido de presupuestos, diseñar el salón de usos mútliples, entre otros temas, se realiza de manera horizontal, no hay liderazgos que definan de antemano qué se hace y cómo.
Pensar una cotidianidad conectada con la naturaleza, donde el envejecer signifique hacer en comunidad, tejer redes a través de talleres de huerta, de mosaquismo, compartir charlas que aborden sobre los sentimientos, los miedos, y las expectativas que tenemos durante la vejez es una gran alternativa al paradigma de una asistencia permanente a las personas mayores.
Entre los objetivos del emprendimiento, está recuperar las prácticas amorosas del barrio, de saber qué necesita mi vecino y qué nos podemos ayudar. Asimismo buscan abordar esta etapa de la vida de manera activa, y disfrutar el ocio a través del arte, de la literatura, el trabajo con la tierra, y las compartidas las buenas comidas.
«No queremos que nos acontezca la vejez, queremos decidir cómo envejecer», describe Gabriel porque en cada reunión el grupo disfruta de pensarse juntos, de tener más proyectos de trabajo colectivos.
LA TRAMA SOCIAL DE CUIDADOS
Las trayectorias y las experiencias de cada integrante enriquecen al conjunto en la organización operativa del emprendimiento como en el disfrute de conocerse y consolidar los vínculos de amistad. «La Aldea» va a estar conformada por casas de matrimonios como de personas solas que decidieron que unidos pueden habitar las memorias y el presente con la energía del seguir haciendo, de seguir soñando, de seguir construyendo.
Para transitar este camino buscaron asesoramiento. Laura cuenta que la idea surgió cuando vieron un caso de cohousing por internet, se contactaron con el grupo de Esquel para conocer cómo abordaron el proyecto de las viviendas. Comenzaron a hacer actividades abiertas a la comunidad y así, se fueron sumando integrantes, con distintos perfiles, que aportaron a crear mas tareas en conjunto, como pintar un mural en la Laguna Chiquichano, organizar charlas con una gerontóloga, una psicóloga y nutrir con valores e información el proyecto en común.
Contar con todas las trayectorias para enriquecer el proyecto, disfrutar de las historias de cada integrante, interpelarse constantemente es indispensable para construir una trama de cuidados de nuestros adultos y adultas mayores. Esto genera círculos de afectuosidad que traspasa los vínculos familiares, que apuesta a la amistad para envejecer en compañia. Porque como dijeron estos grandes emprendedores de la vida, «la vejez no está para padecerla, está para disfrutarla»