El hecho, que ocurrió en el interior del Instituto Penitenciario Provincial ubicado a mitad de camino entre Trelew y Puerto Madryn, ocurrió el fin de semana pasado pero tomó estado público al conocerse una decisión del juez Gustavo Castro quien hizo lugar a un pedido de la defensa pública en favor de los presos para que le devuelvan los elementos secuestrados en la requisa.

Para el ministro, la postura del magistrado es una clara señal de elección que pone por delante los derechos de los detenidos sobre los agentes, a pesar de que éstos fueron «cobardemente» atacados.

Recordó que entre los elementos que se secuestraron en la requisa, figuraban pasamontañas con los que se cubren para no ser descubiertos y cepillos de dientes, cuya devolución se pide como «elementos de higiene personal» pero que en realidad son utilizados como elementos punzantes tras sacarle punta al plástico.

Iturrioz no ocultó su indignación frente a un pedido que formuló el mismo juez para que los detenidos bajen el volumen de los equipos de sonido o escuchen la música en horarios apropiados, cuando en rigor «no tiene que pedir, lo tiene que exigir», ya que se levanta el volumen para ocultar conversaciones o para dirimir, puertas adentro de los pabellones, disputas internas.